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Alien
Compositor/es:
Jerry Goldsmith

Sello/Ref: Intrada Records MAF 7102
Año: 1979 - 2007
Duración: 126 min.
Lista de cortes:
Disco 1 1. Main Title (04:12) 2. Hyper Sleep (02:46) 3. The Landing (04:31) 4. The Terrain (02:21) 5. The Craft (01:00) 6. The Passage (01:49) 7. The Skeleton (02:31) 8. A New Face (02:34) 9. Hanging On (03:39) 10. The Lab (01:05) 11. Drop Out (00:57) 12. Nothing To Say (01:51) 13. Cat Nip (01:01) 14. Here Kitty (02:08) 15. The Shaft (04:30) 16. It's A Droid (03:28) 17. Parker's Death (01:52) 18. The Eggs (02:23) 19. Sleepy Alien (01:04) 20. To Sleep (01:56) 21. The Cupboard (03:05) 22. Out The Door (03:13) 23. End Title (03:09) (1-23 the complete original score -- 57'06'') 24. Main Title (04:11) 25. Hyper Sleep (02:46) 26. The Terrain (00:58) 27. The Skeleton (02:30) 28. Hanging On (03:08) 29. The Cupboard (03:13) 30. Out The Door (03:02) (24-30 the rescored alternate cues) Disco 2 1. Main Title (03:37) 2. The Face Hugger (02:36) 3. Breakaway (03:03) 4. Acid Test (04:40) 5. The Landing (04:31) 6. The Droid (04:44) 7. The Recovery (02:50) 8. The Alien Planet (02:31) 9. The Shaft (04:01) 10. End Title (03:08) (1-10 the original 1979 soundtrack album -- 35'44'') 11. Main Title (film version) (03:44) 12. The Skeleton (alternate take) (02:35) 13. The Passage (demonstration excerpt) (01:54) 14. Hanging On (demonstration excerpt) (01:08) 15. Parker's Death (demonstration excerpt) (01:08) 16. It's A Droid (unused inserts) (01:27) 17. Eine Kleine Nachtmusik (source) (01:49) (11-17 bonus tracks)
 
 
Cuando en 1979 los seguidores de Goldsmith escuchamos el escueto LP que 20th Fox nos vendió como banda sonora original de Alien, quedamos gratamente impresionados por su contenido, pero nos preguntamos: ¿De dónde ha salido esta música? ¿Y dónde está la que realmente hemos oído en la película? Por entonces no estábamos familiarizados con el concepto de rejected score, y a raíz del desconcertante vinilo comenzó a forjarse un mito sobre lo que Alien hubiera podido ser con una musicalización alternativa. Casi 30 años ha tardado la carencia en ser subsanada mediante la completísima edición que ahora la firma Intrada ha puesto en nuestras manos. Y desde luego es demasiado tiempo, porque en este intervalo –y sobre todo desde la aparición en 1999 de un excelente dvd que contenía las pistas aisladas de la partitura escuchada en el film y de la rechazada- se han publicado infinidad de compactos promocionales (uno de ellos de factura española), la mayoría con excelente calidad de sonido, que incluyen la práctica totalidad de la música compuesta por Goldsmith, con el aliciente de incorporar los pasajes ajenos al score que oímos en la película; fragmentos de Freud, y un lírico extracto del la Sinfonía nº 2 de Haward Hanson, “The Romantic”, que hace las veces de End Title. No obstante, y al margen de estas consideraciones, siempre hay que dar la bienvenida a un producto tan pulido y completo. Para comprender la obra en su plenitud hay que remontarse a la época del estreno, cuando el título Alien aún no era sinónimo de espectacularidad y aventura. Lejos de la familiar imagen que hoy tenemos del incombustible monstruo que se multiplica como los conejos y despacha implacablemente tanto a humanos como a  depredadores, el octavo pasajero del Nostromo era más bien una letal presencia escurridiza e imprevisible, una aberración difícil de ver e imposible de matar que despertaba los más profundos miedos soterrados en la naturaleza humana. Y era mucho más que eso, porque Alien constituía todo un universo de perturbadores estímulos, una forma madura y sugerente de conjugar ficción e hiperrealismo como hasta entonces no habíamos conocido; por ello, y a diferencia de cualquier epopeya galáctica vista hasta el momento, la partitura que acompañara tan osada proeza cinematográfica debía alejarse de cualquier posible resquicio aventurero e incluso de los habituales parámetros de la música de terror. Si en cualquier film el papel de la banda sonora es importante, en Alien era crucial, llegando a convertirse en un imprescindible elemento narrativo; pues solo mediante una impecable conexión entre el mensaje visual y el auditivo podía llegar a puerto esta gótica fantasía de envolvente desasosiego que golpea sin piedad tanto los sentidos como el subconsciente del espectador. Nadie más adecuado que el creador de obras tan crispantes como The Satan Bug, Planet of the Apes o The Omen para aportar la hostil sonoridad que Alien necesitaba. Las inquietantes y a veces casi experimentales notas de Goldsmith laceran el oído como laceran el espíritu haciéndose eco, a través de una innovadora coordinación entre sinfonismo y electrónica, del bizarro reino de horror orgánico ideado por H.R. Giger y materializado magistralmente por un Ridley Scott en su mejor momento. Cada detalle en el  enfermizo escenario ideado por el director tiene como objeto la constante turbación del espectador, creando una intranquilizadora aureola omnipresente incluso en los contextos supuestamente cotidianos. Este vanguardista estilismo narrativo, que no concede intervalos de desahogo ni propicia la más mínima aproximación a los personajes, deriva en una convenientemente anárquica concepción estructural de la partitura, que avanza sin un definido desarrollo evolutivo y prescinde de asociar leitmotivs concretos a personajes o situaciones. No hay nada que rompa la aséptica distancia desde la que, sin atisbo de simpatía hacia los protagonistas, observamos el devenir de acontecimientos. Goldsmith utiliza con mágica destreza el sintetizador para conseguir irreales sonidos que evocan un entorno plagado de desconocidos terrores, y que complementan la tensión creada por enervantes pasajes de cuerda. Temas relativamente melódicos como The Landing, contrastan con momentos asonantes de gran impacto, como The Skeleton o It’s a Droid, mientras golpes de percusión y ritmos tan característicos del autor como los que oímos en Parker’s Death, acompañan con eficacia las escenas más aterradoras de la cinta. El completísimo doble compacto de Intrada nos permite apreciar en todo su esplendor la totalidad de la música compuesta por el maestro; la utilizada en el film, la rechazada, versiones alternativas e incluso algunos fragmentos de pruebas (Cuyo interés es meramente anecdótico). Pese a las excelencias del score desechado, y a la fascinante dimensión que seguramente habría proporcionado al film, se comprende fácilmente que el trabajo definitivo –incluyendo los fragmentos de Freud-  transmite un incómodo sentimiento de desolación, una medida frialdad que sin duda beneficia el angustioso mensaje que Scott quería hacernos llegar. Afortunadamente, el entendimiento entre realizador y músico facilitó un incuestionable resultado, que instantáneamente convirtió tanto la película como su partitura en joyas imperecederas. A todas luces, los aficionados estamos de enhorabuena al disponer de semejante tesoro.
M.M.M.
Publicado el 07-03-2008
 
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